"Vana es la palabra del escritor -y todos lo somos en cuanto a autores del libro de nuestra vida- si no sirve para curar algún sufrimiento humano, o para alumbrar la oscuridad del laberinto de su destino."
Ziley Mora Penrose.
Las palabras son nuestro medio de compartir lo que sabemos con los otros miembros de nuestra especie. Es nuestro impulso natural contar lo que vivimos, dejar registro de nuestra experiencia. Mi hijo mayor es un "cuenta-cuentos" innato, que confirma cada día con sus fantásticas historias lo que acabo de decir.
Las palabras han sido siempre mis vehículos, mis armas, la forma de moverme y enfrentar el mundo.
Uno de mis primeros recuerdos es del momento en que quise entender todos los símbolos que aparecían en los libros, al lado de los dibujos y las fotos. Ya no quería que mis padres los descifraran por mí, yo quería hacerlo por mí misma.
Recuerdo también que tuve la sensación de poseer un poder mágico el día que pude leer y entender por mí misma lo que leía. Todo un Universo nuevo se abría en torno mío, podía entrar y salir de los relatos, viajar por las historias, ¡Que maravilla!
Más tarde aprendí a que mi mano escribiera las palabras que mi espíritu le dictaba, y esa fue la forma en que siempre ordené y descifré mis emociones. Fue la primera forma de autoconocimiento, que me acompaña hasta hoy.
He vivido en muchas ciudades y muchas más casas, he viajado y he estado quieta, pero siempre ha habido cerca mío un medio para vaciar mi interior a un trozo de papel o, como lo hago hoy, a un dispositivo electrónico que almacena mis pensamientos.
Hay palabras que se han quedado impregnadas en mí, otras que han significado despertar, comprender, ampliar mi conocimiento y otras que han brotado desde el fondo de mí para ordenar mis ideas, aliviarme, sanarme o llevarme a volar lejos.En este espacio, voy a dejar plasmadas sólo una muestra de estas últimas, que he escrito en distintos momentos de mi vida.
Algunas son sólo notas, otras pensamientos profundos, otras cuentan historias para no olvidar lo vivido. Forman parte de mí y sin ellas no soy, porque creo que todos estamos compuestos de cuerpo, mente, espíritu y palabras…
Dicen…
Dicen, que
vieron su alma danzando en las calles.
Que pintaba
de lila y amarillo toda la ciudad,
cada vez que
sonreía.
Algunos,
hasta pudieron sentir un aroma tibio y dulce,
cuando fijó
su mirada en ellos.
Los que
pudieron hablarle,
comprendieron
que jamás volvería a sentir soledad.
Dicen, que se
hizo fuerte y sanaron sus heridas.
Que aprendió
las artes de la paciencia y la consagración
y que
descubrió, todos los secretos de la felicidad.
Inspiración
Quisiera
tener a mi alrededor,
un intenso
verde.
Muchos tonos
diferentes de flores.
Brillantes
soles. Sí, soles.
Varios,
alumbrándome a la vez.
Sonriendo sin
parar, haciendo del día una fiesta.
Una
revolución incansable de hojas,
estirándose
para alcanzar sus rayos.
Pero miro y
sólo descubro un patio,
lleno de
gris, de piedras y cemento.
Hay sol, pero
rebota en el duro suelo
y en este
papel, haciendo que ardan mis ojos.
Puede que
este no sea un día muy inspirador.
Es un día
cualquiera,
con sus luces
y sus sombras,
con sus
sueños y despertares.
Pero yo estoy
sentada aquí, en el gris.
Escribiendo,
sin saber porqué,
sobre este
día, con tan poco de particular.
Quién sabe,
de dónde proviene esta magia,
extraña e
invisible,
que hace que
mi mano recorra, una y otra vez, el papel.
Queriendo
dejar en él,
todo lo que
hay en el día,
en el
espacio, en el gris, en mí.
Me parece
descubrir, así de repente,
que sea que
el día soy yo;
que se metió
dentro mío.
Entonces
puedo ser opaca y solitaria,
como cada
baldosa de este patio.
O también
alegre y chispeante,
Como los
finos rayitos que el sol deja caer.
Interpretaría
mi interior confuso,
con el tono
raro de este día;
entre gris y
luminoso.
Dos
Un suspiro,
en medio de la noche.
Imperceptible,
como un aletear de mariposa.
Suave y
efímera.
La felicidad
suele ser un espejismo,
Pero, a
veces, sus destellos pueden encandilarnos tanto,
que
aprendemos a perpetuar su brillos, por instinto.
Un gran
filósofo,
que
acostumbra construir palacios seguros para los que ama,
me dijo una
vez,
que estamos
hechos para soñar de a dos.
Que la
soledad nos es ajena.
Por eso,
nuestro espíritu es capaz,
de renacer de
las cenizas,
para intentar
volar a dúo, una y otra vez.
Hasta el
vuelo final,
cuando sólo
una mirada en todo el Universo,
sea la única
que queramos cruzar.
Un minuto
Un minuto
Un minuto o toda la
vida.
Si esperé años,
Puedo esperar vidas.
Lo único que importa,
es el brillo de tus ojos, hoy.
Sólo por hoy,
me arriesgo.
Sólo por hoy,
te siento.
Tómame fuerte de la mano,
y volemos...
Un minuto o toda la vida.
Mujer
Caminas
sigilosa por la tierra, húmeda de tu llanto.
Vas forjando
la historia oculta.
Tu ceño
fruncido, tu alma quebrantada.
Tu espíritu
cansado,
de tanto
guardar apariencias,
de tanto
soportar injusticias.
Porque
naciste frágil y sabia.
Porque
naciste mujer.
Tu castigo
fue por pensar, por cuestionar, desde el principio…
Tienes el
dominio de la belleza,
y te fue
revelado el secreto de la vida.
Pero tu
espíritu fue doblegado por la fuerza,
y los hombres
dejaron de adorar la divinidad de la vida que traes
para
adueñarse de tus hijos.
Y así,
crearon religiones que bendijeron tu vientre y maldijeron tu mente.
Los poetas
cantaron a tus ojos y a tu piel.
En el nuevo
mundo credo por los guerreros
te obligaron
sumisa y paciente.
Y tuviste que
crear fortaleza.
Tuviste que
aprender a soportar, estoica, el dolor.
Con tus manos
gastadas construiste el futuro.
Y ahora estás
aquí, abriendo tus alas a la libertad.
Sólo debes
detenerte a meditar.
Que tu vuelo
sea lento y en paz.
No quieras
borrar el pasado,
aplastando a
los que te hirieron.
Que tu meta
sea elevada y superior.
Que tu labor
vuelva a ser la unión.
Nostalgia
En la
luminosa presencia de un papel.
Con el brillo
esplendoroso de una alta nube,
que se
levanta majestuosa en el horizonte lejano.
Contrastando
con el sombrío cielo, opaco y triste.
Lloroso en
las sombras de un día gris.
Contrastando,
tal vez, con mi oscuro ánimo,
espectral y
silencioso.
Moviéndome
entre la sombra y la luz.
Entre la
bruma de un pensamiento aterrador.
Temiendo,
abandonar el brillo de días felices.
Cansada de
perder todo cuanto forjo,
con esfuerzo,
en un lugar.
Envejecida mi
alma, aunque sea tan joven.
Aún sin
experiencia, vivo de acuerdo con lo que amo;
Lo que
construyo, todavía me duele abandonarlo.
Me piden que
viva sin arraigo.
Que contraste
con esa nube.
Que me una al
día gris,
y que me
sumerja en lo profundo de sus sombras.
Que, desde el
fondo del abandono, me petrifique;
en el
silencio de un llanto, atascado en mi garganta.
Que, segundo
a segundo, me torne un fantasma.
Sólo una
brisa, que alguna vez pasó por un lugar.
Que hizo
feliz, tal vez, a algún corazón.
entre la
lluvia y el frío.
Anhelando el
sol, que se erguía poderoso
en aquel
lugar que había dejado.
Pero,
aprendiendo a amar,
una helada,
verde y húmeda tierra;
olvidé la sequedad y el calor;
la desértica felicidad de otro
tiempo.
Confusión interminable,
de días pasados frente a mí.
Siempre volveré a recordarte, en
mi soledad,
con esta frase tuya, difunto
poeta.
Sabio en tus palabras.
Oriundo de esta tierra,
que no quiero abandonar.
“Amo
lo que no tengo” (Pablo Neruda).
Sur
Camino,
recorro, huelo, siento.
Aspiro el
sentido de la vida,
cada vez que
el aire húmedo penetra mis pulmones.
Por mi sangre
corre el rocío,
y el verde
del musgo se esconde en mis ojos.
Aprendiendo a
amar la lluvia y el bosque,
puedo
entender el enigma de la creación.
Y conocer el
secreto del viento, cantando en las olas.
Tierra mágica
del sur,
que entre
leyendas y olvido, vas tejiendo el manto,
donde harás
dormir tus ilusiones.
Tu riqueza
está hecha de sol y de nube;
de sal y de
hierba.
Tu historia
es la del cielo estrellado.
Y tu cuerpo,
aún inmaculado, pide a gritos
que sus
páginas siguientes,
conserven la
pureza de tu aire y de tu gente.
Simpleza
¿A dónde vas,
cuando te escondes?
¿Hay alguien
que, realmente, te conozca?
Por minutos
crees que sí.
Cuando una
mirada cálida,
te devuelve
tu reflejo, de mujer fuerte y libre.
¿Sabes quien
eres,
si te
despojas de todos tus ropajes y máscaras?
¿Quién queda,
debajo de los
adornos de tu vida?
Algunas veces
te has visto,
corriendo
descalza y danzando en armonía,
en comunión
contigo y con el Todo.
En esos
fugaces sueños eres, simplemente, tú.
Contenta de
ser y no de tener.
¿Qué tienes,
realmente?
¿A los que te
acompañan en este camino?
¿Tus
victorias?
¿Tus
posesiones?
Ilusión…
Intuyes, en
lo profundo,
que sólo te
tienes a ti.
Pero no sabes
cómo amarte.
Hace muchas
eras,
que
desaprendiste el trabajo del amor
y has venido,
a recuperar tu conocimiento.
Has sido
bendecida,
con el don de
reconocer a tus espíritus hermanos,
pero no sabes
reconocer tus dones.
¿Quién puede
ayudarte, pequeña niña?
Invócate,
desde tu interior lejano.
Llama a tu
Sabia Madre Interior.
Bendice la
vida que hay en tus entrañas,
Y
reencuéntrate contigo.
Dirige una
plegaria honesta,
al centro de
la Tierra;
y fúndete en
el abrazo eterno, del Amor.
Soledad
Extraña gota
de nada.
Lamento
silencioso, del fondo del alma.
Sincero
pesar, que me atas a la angustia.
Soledad…
¡Cómo quemas
el corazón, lentamente!
Soledad…
¡Qué profunda
te clavas en mi espíritu!
Para amar, es
necesario atravesar tus muros
Para amar, es
necesario penetrarse a uno mismo,
sintiéndose
otro.
Soy
Recorrí la húmeda
tierra de mis anhelos.
Olía
a manzanilla y eucalipto.
La
recorrí descalza.
En
la casa, el fogón y el pan cociéndose en el horno.
Entre
escritos y pinceles, mi arte iluminado y brillante.
El
viento cálido y la montaña, guardianes protectores.
La
luna como guía y el reposo necesario.
El
camino recorrido en paz.
La
vieja me abraza y consuela.
Mi
llanto me purifica. Y río.
Oigo
mi voz desde el fondo del tiempo y sigo el llamado.
Me
cobijo entre los míos y los reúno en torno al fuego.
Detengo
la carrera y sólo vivo.
Disfruto
respirar y me lleno de gratitud,
profunda
y honesta.
Soy,
solo soy yo.
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