sábado, 27 de abril de 2013

CARTA A NOEMI

¡Hija mía!
¿Que tal se siente ese espacio cálido, húmedo y suave en el que estás flotando? ¡Cuánto quisiera entrar allí unos instantes! 
Debe ser más cómodo ahora, ya que mi cuerpo no está tan temeroso ni tenso como la última vez que anidó allí una vida. 
Este útero ya sabe como moverse, descansar, estirarse y latir, para acunarte. Y tu hermano lo ha probado y dejado listo para ti.
Mi experiencia me da seguridades que antes no conocí. 
Aún así, todo es nuevo contigo.

Recuerdo que a veces, en esos momentos que se producen en el umbral del sueño, cuando aún estamos un poco despiertos, tu hermano Simón en mi vientre me enviaba unas dulces y vívidas imágenes de su vida incipiente. 
Podía apreciar las formas de su carita y manos. 
Así ha sido siempre con él, primero esa conexión visual- telepática, que se ha ido complementando con el paso del tiempo agregándose los sentidos y el lenguaje. 
Tu hermano es todo expresión, manifestación, vehemencia, una energía terrenal avasalladora y envolvente que te lleva siempre al límite de tus fuerzas para llenarte de creatividad. Te va a encantar tenerlo por guía protector. 
¿Sabes? El es quien primero te ha llamado, desde el fondo de su alma compasiva. 
A los tres años y medio comprendió que deseaba tu compañía y comenzó a pedirme que te "hiciera". Te pedía con mucha ilusión cada vez que tenía oportunidad de manifestar un deseo de su corazón. 
La paciencia no es una de sus virtudes, pero esperó varios meses hasta que finalmente comenzaste a formarte dentro de mí.

Ahora he establecido contigo otra forma de comunicación, ya que tu energía es diferente. 
Desde el primer momento de sentirte en mi matriz, he podido advertir tu calma, tu paz, tu no prisa y tu seguridad. Eres fuerte, pero suave. Por eso hemos escogido el nombre que llevarás, que significa "mi dulzura".
Trato de comunicarme sintiendo tus latidos, tus movimientos, tu impulso vital. Tratando de recibir de ti tus sensaciones más que tus visiones. 
Percibo que eres un ser sutil, que emana una luz armoniosa y calma. 
¡Vas a enseñarme tanto como tu hermano, serás otra pequeña maestra que tendré que descifrar!

Hay muchas cosas que me desafían a la hora de convertirme en tu Madre, pero la mayor de ellas tiene que ver con la herencia que te entregaré. Un legado que he forjado a pulso y con muchas lágrimas.
Debo enseñarte como convertirte en una Mujer, lo más libre, sabia y plena posible.
Debo ponerte a salvo de siglos de deformación y mutilación social de nuestra esencia femenina, sin transmitirte los miedos, rabias y errores de las generaciones pasadas de mujeres postergadas.
Trataré de entregarte humildemente lo que he aprendido, esperando que tú me ayudes a completar la tarea.
Invocaré desde lo profundo de mi espíritu, como ya lo he hecho antes, toda la Sabiduría de las Madres antes que yo, pero esta vez ya sé como hacerlo, he ensayado varios años.
Pero seguramente, tú transitarás tu propio camino, eligiendo las sendas que más necesites recorrer, con obstáculos que no podré evadir por ti.

Tu Padre y yo te hemos llamado por Amor, igual que a tu Hermano. 
Te agradezco haber aceptado nuestra invitación y compartir este camino a nuestro lado.
Espero ser tierra fértil para tu aprendizaje en esta Vida. No coartar jamás tu vuelo, respetarte conociéndote y contribuir al desarrollo de tu potencial. 
Te amamos y agradecemos cada día de tu presencia.

Mami.