Arte Textil

Las mujeres de mi familia, como muchas otras alrededor del mundo en diferentes culuras, han unido sus destinos con los de sus descendientes a través de hilos y hebras, que son para mí una metáfora del amor. Muchos de mis recuerdos más felices y amorosos tienen que ver con los procesos  creativos de mi abuela y de mi madre. 
La primera tejía. Tejerme una bufanda o un pullover no era para ella simplemnete un asunto doméstico y práctico. Tenía que ver con el sentimiento más profundo de querer cuidarme y expresarme su cariño, creando algo que me abrigaría y a la vez me haría feliz. El placer de ver el proceso y el resultado era mutuo.
Mi madre también teje. No con palillos, sino con Crochet. En muchos de mis recuerdos ella está con esa aguja en la mano, moviéndola diestramente y con una rapidez que siempre admiré. El mate en la mesa y ella hablando de algún tema, sin errar ni un punto. 
Una abrigadora manta hecha con esta técnica calienta mi cama en invierno. Su obra maestra diría yo. Ahora que un océano entero nos separa físicamente y que vivimos en continentes y hemisferios diferentes, me parece casi mágico recibir el paquete que transporta las obras de sus manos. 
Cada primavera de ella y otoño mío se pone a tejer pantuflas, que calentarán los pies de mis hijos y los míos en invierno.
Durante mis estudios y sobre todo después de que me convertí en la primera mujer de mi familia en terminar una carrera (de esas largas y respetables socialmente en nuestra cultura) en la Universidad, no me quedó tiempo para dedicarle a estos saberes tan "banales y domésticos", ninguneados por siglos por la visión patriarcal de lo que es realmente útil para el progreso de una sociedad. 
Sin embargo, me mantuve siempre pintando, porque se alguna manera tenía que compensar todo ese constante vivir en el plano de lo concreto y lo urgente a que me sometía mi profesión, donde la creatividad es casi un pecado.
Décadas después empezaron a volver a mi, de manera casi incosnciente estos saberes, ahora transformados en arte textil. Yo no solo he cosido para reparar la ropa desgarrada de mi familia, sino además para expresarme. He descubierto el placer enorme de reciclar un retazo de tela que ya no se usa, para devolverlo a la vida en una obra que exprese un sentir profundo o que me conecte con otras y otros en una obra colectiva. 
La oportunidad de hacer esto último surgió a través de un taller de arte textil dirigido por una artista chilena en Basilea, la ciudad suiza donde vivo hace casi 10 años.
Después de ese primer acercamiento la ola de cratividad no ha parado. Hemos fundado un colectivo, que se reúne con otros en diferentes países y que participa en diferentes proyectos. La Pandemia nos acercó a muchos a estas actividades comunitarias, ya que en el encierro obligado buscamos desesperadamente llenar nuestro tiempo en contacto con otros seres humanos, que tanta falta nos hacía. Y la tecnología actual nos lo permitió. 
Aquí dejo el Link de la historia de nuestro colectivo y espero que sirva de inspiración a más de alguien que me lea. 


Estos son algunos de mis trabajos. La mayoría forman parte de trabajos colectivos, por lo que después de realizados son donados al proyecto correspondiente y se convierten en una pieza de un puzzle. 
Algunos volverán a mis manos algún día, otros nunca y así creo que debería ser la vida de las obras de arte: móvil, cambiante y no estática.





Estas dos arpilleras las hice para un Proyecto colectivo sobre el tema "Raíces".
Hablan del lugar donde nací y crecí y que los habiantes originarios, los Mapuche, llaman "Wallmapu" y que es su territorio ancestral. Ya que este Pueblo Nación vivía allí antes de la colonización española, no reconoce la posterior división territorial en manos de dos Estados, Chile y Argentina. Se mueven a uno y otro lado de la cordillera de los Andes, como siempre lo hicieron. Siempre me he sentido identificada con esto, al tener familia en uno y otro lado y ambas nacionalidades. Cuando me preguntan aquí en Suiza de donde vengo, suelo contestar: soy de la Patagonia.
La primera representa el cuadro ideal del Wallmapu, en paz y armonía con la Naturaleza. El segundo denuncia la militarización de los Estados chileno y argentino y la violencia que ejercen en contra del pueblo Mapuche, que continúa luchando después de 5 siglos, por recuperar la autonomía en su territorio ancestral.


       

Estos bordados sobre Crea Cruda son mi aporte a un trabajo colectivo sobre el tema "Todo pasa por el cuerpo". Este tema forma parte de la Convocatoria "Cuaderno Itinerante", hecha por el colectivo chileno ConSpirando y en la cual están participando muchos colectivos de boradoras.



Este trabajo fue el regalo de cumpleaños de una gran amiga, quien dirige una Comunidad para mujeres emprendedoras hispanohablantes con base en Basilea, Suiza. Ella es el tronco de un árbol que da frutos diversos, como las mujeres que forman parte de esa comunidad.





Este trabajo fue hecho para despedir a una gran amiga, antes de su vuelta a nuestro país, después de muchos años viviendo y trabajando en Basilea.
Ella ha sido artífice de tantos encuentros provechosos entre mujeres y  ha dedicado su trabajo a la visibilización de la acción social y comunitaria de las mujeres.
Este trabajo se unió a otros para fromar un gran cuadro, donde participamos varios de sus amigos y compañeros de colectivo de arpilleristas.






Esta obra es una colaboración para un Proyecto de "RU Kollektiv", colectivo de artistas con sede en Basilea y que se titula "DisTanzen", un juego de palabras en alemán. La palabra Distanz (distancia) se une con el verbo tanzen (bailar). El tema del proyecto es una reinterpretación de un mural medieval que se encuentra en el Museo histórico de la Ciudad de Basel, el cual se llama "Totentanz" (la danza de la muerte) y que fue hecha en tiempos de la Peste Negra. En este mural se ve a la muerte personificada en un esqueleto que baila con todos, desde el rey hasta el más simple campesino. La muerte alcanza a todos. En plena Pandemia del COVID 19, estas artistas tuvieron la idea de convocar a cualquier persona o colectivo que quisera participar bordando o cosiendo su versión o visión de la muerte. Los trabajos formarán parte de un enorme mural que se exxpondrá este año 2022, a dos años de iniciado el proyecto. Han participado muchas personas y grupos de artistas textiles.


Mi interpretación de la muerte ha sido la de un espiral girando en un ciclo interminable de vida, muerte y renacer. Así como la entendienden la mayoría de las culturas más ancestrales de nuestro planeta.
Los símbolos alrededor del espiral pertenecen a diferentes tradiciones. El pez que simboliza la vida según la tradición greco-romana. El colibrí que es el mensajero de la vida para varios pueblos indígenas de Centro y Norteamérica, la mariposa que es símbolo de cambio.
Creo que la muerte es sólo un cambio de estado. Es un abrir y cerrar de ojos en el círculo de la existencia. Una de las tantas fases de nuestro eterno aprendizaje.

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